viernes, 14 de agosto de 2009

Mi opinion acerca de:


¿El orgullo es una actitud que puede desboronar un diseño?

Es altamente emocionante ver una obra terminada en la que has puesto tanto empeño, no es un sentimiento excluido en la raza humana. Sentir que estás orgulloso de tu obra, creas que no tiene falla alguna y sobre todo será una obra que revolucione la manera de ver las cosas; así me sentía, inquebrantable mostrándole mi diseño a mi novia, sentía como mi pecho estaba a cien, inflado hasta más no poder, de pronto una opinión que desbarranco la perfección del diseño salió de sus labios. Sumido en el trance del orgullo, replique con suavidad pero profundamente herido: que habían cosas que podía omitir por tratarse de un diseño. Qué bien sabía lo que hacía y si arreglaba ese detalle se iba a perder la esencia de todo el diseño, la verdad había olvidado algo fundamental: Si conoces las reglas conoces también un arma de doble filo. Hay una regla de oro que jamás se va a romper, puedes quebrar una regla en un momento determinado y exacto, no cuando quieres, sino cuando conviene.
Por ese acontecimiento decidí escribir hoy un pequeño texto donde ilustro mi siguiente preocupación ¿Cómo afecta el orgullo a los productos de un diseñador? Después de haber merodeado en algunas páginas de internet y rebuscado en el diccionario, me encontré con que el orgullo es:
“Orgullo: m. opinión demasiado buena que tiene uno de sí mismo. (Sinón. Altivez, arrogancia, fatuidad, ostentación, presunción, soberbia, suficiencia, ufanía, vanidad). Fig. Sentimiento elevado de la dignidad personal: un legítimo orgullo.” (Pequeño Larousse Ilustrado, 1993 Ediciones Larousse, S.A. de C.V. Marsella núm 53, México 06600, D.F. ISBN 2-03-301193 (Librairie Larousse) ISBN 970-607-304-3 (Ediciones Larousse)).

Siendo el orgullo nada más y nada menos que el amor desproporcionado hacia el ego, dejando a un lado el reconocimiento de lo pequeño que somos dentro de una enorme sociedad. Pero porque pintarlo todo oscuro, siendo también a la vez una herramienta utilísima al momento de estar enfrascados en el lodazal de alguna crisis. Es la herramienta que nos mantiene de píe, repitiéndonos que no debemos dejarnos vencer, que somos capaces de lograr nuestros objetivos y metas trazados.
Resulta pues el orgullo un arma de doble filo, que sí bien nos dejamos arrastrar por él podemos terminar muy mal varados. En sí cómo todas las cosas en esta vida, nada se debe de tomar en extremo. El extremo hace que pierdas tu razón y pierdas la visión clara del terreno donde te mueves, produciendo grandes errores, cómo el mío: Creer que estaba bien cuando no lo estaba.
Esto no significa que tirara la toalla, sino que armándome del orgullo, como la herramienta para salir de los fangos, me dije que podía corregir y aceptar mi error destruyendo así mi ego.
Resulta; como mencione hace no muchas líneas arriba, el orgullo en desmedida puede causar ceguera en el proyecto que estemos realizando; como diseñadores, siendo parte de los comunicadores debemos tener siempre presente que no trabajamos en la mayoría de los casos para nosotros mismos, sino para un cliente .
Es demás decir que el cliente demanda de nosotros ciertos resultados; reside entonces ahí nuestra habilidad para encontrar la solución que él nos demanda, haciendo uso de nuestro conocimiento, creatividad y raciocinio para finalizar esa tarea, siempre con la satisfacción del cliente. Además, falta a todo esto un ingrediente muy especial, que es infaltable al momento de cocinar cualquier diseño: el público.
Es cierto, trabajamos para nuestro cliente que paga nuestros servicios para la creación muchas veces de algo imposible hecho realidad y al final quién aprecia estos diseños puede resultar no ser solo el cliente sino el público al que irá dirigido el diseño. Quiere decir, que siempre que diseñemos debemos mantener en mente ambos personajes y poner a un lado nuestro orgullo o mejor dicho ego, y aceptar los errores que a veces pasan de manera desapercibida frente a nuestros ojos, tan adaptados a detalles.
En conclusión hago énfasis en tener en mente a dos personajes (cliente y público) para el desarrollo de cualquier diseño, ¿Cómo? Adoptando la postura de humildad en reconocer errores y el orgullo de mantenernos en píe por ser capaces de salir adelante y cumplir cualquier encargo.

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